Friday, September 6, 2013

Más allá de Salarrué y Roque

En cuestión de unos tres años habrán de cumplirse cuatro décadas [dos juventudes, si se quiere] de la ocasión aquella en la que yo y un colega latinoamericano sosteníamos un acalorado intercambio sobre la literatura regional.
El debate —porque la conversación distaba mucho de ser un diálogo— quedó inconcluso y no pude entonces ni puedo decir ahora que hubiese un ganador. Más bien cabría decir que hubo una pérdida: la de la cordura de mi oponente.
“¿Qué sabes tú de literatura? ¡La única figura de importancia que ustedes tienen es Salarrué!”, dijo mi interlocutor, antes de abandonar la liza.
Regalo literario de Navidad
Regalo literario de Navidad

Para los que llegaron tarde, como solía decir Lee Falk a los lectores de su tira cómica sobre El Fantasma [El Duende que Camina, era su alias], Salarrué ES un escritor salvadoreño reconocido a nivel mundial. Y Roque Dalton, a quien también menciono en el título de esta entrega, posiblemente el que primero venga a la mente cuando se habla, en el exterior, de poetas salvadoreños.
Recuerdo el exabrupto de mi oponente en el frustrado intercambio porque hace ya varios meses que tenía en el tintero esta entrega sobre uno de los trabajos más completos en torno a la historia y el estatus actual de la creación literaria en El Salvador.
Hasta donde yo sé, “Literatura: Análisis de situación de la expresión artística en El Salvador” —cuya autora es Tania Pleitez Vela, bajo los auspicios de la Fundación AccesArte—  solo se ha publicado en español.
Es, créanmelo, un verdadero regalo de Navidad. Adelantado, en cierto modo, aun cuando esté en circulación desde hace ya aproximadamente un año.
Puesto que puede descargarse sin cargo alguno en varios URL por ahí dispersos, como el mencionado arriba o en este otro, quizá lo más aconsejable sería bajarlo ya mismo, antes de que a alguien por ahí se le ocurriese poner alguna traba al acceso gratuito.
[Y claro, ya lo sé, a lo mejor también alguno de ustedes sea renuente a recibir gratis cierto tipo de cosas, de manera que si les place bien podrían pensar en hacer una donación a la autora —que para ese fin tiene, por ahí, un hiperenlace en su sitio web— o algún otro tipo de respaldo o apoyo a la Fundación].
La obra de poco más de 400 páginas ha estado disponible en CD [como también en línea] desde septiembre de 2012. El libro resume la investigación de Pleitez Vela en un período aproximado de dos años previos a la publicación.
En la primera parte del libro, unas 95 páginas, Pleitez Vela plantea lo que llama un “Esbozo para una historiografía literaria salvadoreña”, mientras que el resto [se excluyen, naturalmente, las secciones de reconocimientos, listados, etc.] aborda el “Estado de la cuestión literaria en El Salvador”, en un sumamente detallado y exhaustivo análisis de la creación literaria en El Salvador de 1980 a 2011.
Las fechas son de importancia extrema: en los primeros 12 de esos 32 años, El Salvador fue escenario de una de las más sangrientas guerras de baja intensidad en la historia latinoamericana y tanto las raíces como las heridas y las cicatrices de esa guerra siguen muy visibles a la fecha.
La violencia, esta vez con un sustrato eminentemente delincuencial o criminal, antes que político, aún caracteriza el hacer cotidiano en El Salvador.
Dice Pleitez Vela: “El propósito principal de esta investigación es realizar un diagnóstico del tejido literario” salvadoreño.
Al presentar el estudio, Pleitez Vela nos dice: “Quizás uno de los comentarios más trillados que hemos escuchado los salvadoreños en los últimos tiempos, al menos alguna vez, sea el siguiente: ‘En El Salvador a nadie le interesa la literatura’. Sin duda se trata de un comentario tópico, herencia casi siempre de los estereotipos. En otras ocasiones también hemos escuchado con tono despectivo: ‘ese es un escritor burgués’ o, por el contrario, ‘esa es literatura subversiva’. Sin embargo, ¿qué es lo que ha causado que estereotipos como estos se mantengan revoloteando en el ambiente?”
Luego, Pleitez Vela inicia la descripción de sus conclusiones con la siguiente anécdota: “Hace poco, en el centro de San Salvador, en el muro de la Casa de las Academias, se hizo una pinta durante una manifestación: ‘Cultura para qué, si el pueblo tiene hambre’ ”.
Estereotipos todos, naturalmente, y contraposiciones absurdas, pienso yo.
Menos afortunada —por lo menos hasta donde una búsqueda en Google me permite asegurarlo— ha sido la escasa acogida del destacado estudio.
Puede que me equivoque, que haya habido por ahí foros y debates y que con cierta frecuencia se hable del tema: al menos en los centros de estudio, ya que no en los medios de comunicación.
Pero si yo fuese a juzgar por los resultados que arroja Google, las evidencias de que eso sea así es poca.
Aparte de las divulgaciones emprendidas por la autora misma y los comunicados de la Fundación, en las semanas posteriores a la publicación hubo apenas tres artículos principales sobre el libro.
Uno de ellos fue la entrega que Rafael Francisco Góchez publicó en su blog en octubre de 2012 [para que quede claro: el escritor es mi sobrino y uno de los entrevistados y citados por Pleitez Vela en el estudio.]
Otras dos colaboraciones: una de mi amigo escritor Miguel Huezo Mixco y la segunda de su esposa, María Tenorio, figuran de manera prominente en los resultados de Google. [No fue sino hasta febrero de 2013 que el matutino La Prensa Gráfica publicó, en su sección de Espectáculos, otra reseña].
Al igual que Góchez, Miguel es también una de las fuentes para el estudio —citado de manera profusa, apunto— y tanto él como su compañera son parte del equipo de la Fundación que trabaja en el proyecto global.
La circunstancia [válido esto para Rafael, Miguel y María] no resta ninguna validez a sus artículos en Internet o los diarios salvadoreños.
Si acaso, creo yo, el conocimiento de los tres debería dar aún más peso a su opinión.
Mientras, busco el email del colega este del truncado debate para mandarle el URL y desasnarlo.

No comments:

Post a Comment